jueves, 30 de octubre de 2008

Ratones, hadas, dientes y el capitalismo



De niños, cuando se nos cae un diente lo ponemos debajo de la almohada y al día siguiente hay una moneda en su lugar. En nuestra cultura el encargado de dicha misión es el ratón, más específicamente, el "ratón de los dientes". En otros países se llama "Ratón Pérez" y en el mundo anglosajón es un personaje fantástico, el "hada de los dientes". ¿De dónde proceden estos personajes y, sobre todo, cuál ha sido su evolución contemporánea?

José Manuel Pedrosa, autor de La historia secreta del Ratón Pérez (Páginas de espuma, Madrid, 2005), y profesor de literatura comparada y antropología cultural en la Universidad de Alcalá, nos pone en la pista. La muda dentaria revestida de rito y tradición es antiquisima, pero sólo en fechas relativamente recientes ésta se ha trasmutado en dinero pues no siempre fue así.

Se trata de un mito eficiente que no deja de perder su importancia por el hecho de conocer su significado y trasformaciones. Como señaló Octavio Paz: "El grupo social que elabora el mito ignora su significado; aquel que cuenta un mito no sabe lo que dice, repite un fragmento de un discurso, recita una estrofa de un poema cuyo principio, fin y tema desconoce... los mitos se comunicacn entre ellos por medio de los hombres y sin que éstos lo sepan" (Claude Lévi-Strauss o el nuevo festín de Esopo, Joaquín Mortíz, Mëxico).

En los Estados Unidos y el Canadá anglófono el hada de los dientes (Tooth Fairy) es la encargada de recoger los dientes de leche de los niños. Para esto, los infantes deben redactar primero la petición por escrito y depositar la carta junto con el diente bajo la almohada. El hada de los dientes va por el diente y, a cambio, deposita algún dinero. Para algunos antropólogos la redacción de la carta es algo así como una especie de contrato; a cambio de un servicio hay un intercambio monetario, y esa primera moneda sería el primeringreso económico "oficial" en la vida del niño.

La tradición del hada de los dientes, y del intercambio económico, se ha ido generalizando a otros países anglófonos como Inglaterra, Irlanda, Australia y Nueva Zelandia, lo que delataría la norteamericanización de la vida contemporánea.

Diversos registros etnográficos muestran que la costumbre del intercambio monetario por el diente es reciente pues aún en el siglo XIX en los Estados Unidos persistía la vieja costumbre de arrojar el diente al fuego del hogar, mientras que en otras latitudes se aventaba al techo. Pero no solo el crecimiento del capitalismo explicaría el cambio en las costumbres, también la desaparición de las fogatas caseras y las chimeneas, así como la construcción de edificios más altos como viviendas. Todavía en la Francia de finales del siglo XIX era la virgen la encargada de recoger el diente y dejar a cambio un regalo o dinero. La redacción de la carta pidiéndole al hada de los dientes que se lleve el diente de leche parece circunscribirse sólo a los países englófonos.

Es entre las décadas de 1920 y 1940 que el hada de los dientes conoce el ascenso de su popularidad en los Estados Unidos y en Inglaterra hasta la década siguiente. La mano de Walt Disney habría de jugar un papel crucial, a través de los estereotipos edulcurados del hada bonachona, tierna y alada. En Pinocho (el hada azúl), Cenicienta (el hada madrina), Peter Pan (Campanita) y hasta en El mago de Oz (el hada buena) la presencia de la figura fantástica es crucial para hacer avanzar la trama.

Una década antes, en 1930, otro personaje también proveniente de Europa habría de conocer una suerte similar al popularizarse a través de innumerables campañas publicitarias y medios decomunicación, en particular durante la época de la navidad; Santa Claus (o San Nicolás). Figura acuñada por el diseñador Habdon Sundblom, quien vistió al personaje de rojo con ribetes blancos (los colores de la Coca Cola) por encargo de la propia compañía refresquera.

Mientras que Santa Claus a´un trae regalos, el hada de los dientes lo convierte todo en dinero, incluso algunos especialistas le llaman "el hada del capitalismo", que se ve reforzada por la carta de petición a ella dirigida (suerte de contrato burocrático). Tradición modernizada al aire de los tiempos y que gusta mucho a los niños, quienes no ocultan su interés por el dinero.

El mito y el rito del cambio de los dientes de leche por obsequios (y no por dinero) no se remonta más allá de la década de 1920 y no se generaliza sino hasta después de 1950. Antes de esas fechas tanto el mito como el rito no conocieron grandes trasformaciones y fueron repetidos y transmitidos tal cual de padres a hijos a través de las generaciones. El ratón de los dientes, el ratón Pérez y el hada de los dientes son pues testigos de las trasformaciones económicas, urbanístiicas y tecnológicas recientes.