martes, 11 de septiembre de 2007

Celulares de leyenda



En infinidad de lugares hay señales que testimonian de la "verdad" que la gente le profesa a las leyendas urbanas, por ejemplo en las gasolineras. Es común ver en las bombas letreros que marcan la prohibición de mantener apagado o sin contestar del dichoso aparato.

Cuenta la leyenda urbana que unos clientes encendieron su celular mientras eran atendidos, en consecuencia una chispa de la bateria provocó la ignición de la gasolina con resultados incendiarios. La leyenda se sitúa en inifidad de lugares, Indonesia, Estados Unidos, España, etc. Otros afirman que han sido compañías como Shell las que han sonado la alarma.

Por supuesto que no existe evidencia alguna de lo acontecido según el escenario antes descrito, pero ni las autoridades ni las compañías telefónicas ni el personal de las gasolineras quieren correr riesgos, por lo que recomiendan obedecer la orden de no usar el teléfono celular en los establecimientos. La leyenda circula a través de Internet al menos desde 1999.

Como antecedente inmediato a esta leyenda urbana está la extendida creencia de que las ondas electromagnéticas del celular, aunado a su uso prolongado, puede provocar cancer del cerebro o de la parte baja de la cintura (debido a que es ahi en donde suele usarse). También existe la creencia de que las antenas de enlace de las compañías de celulares provocan cancer.


Otra fuente que alimenta de combustible el imaginario colectivo lo encontramos en infinidad de aparatos a los que también se les atribuye la fuente de enfermedades cancerígenas como los hornos de microondas y los sartenes de teflón.

Un hecho nada alarmante pero verdadero sobre el origen de esta leyenda. En el programa de televisión Mythbusters, del Discovery Channel, hicieron el experimento. Ahí nos enteramos que la leyenda urbana tenía un antecedente real, probablemente de ahí su origen. En cierta gasolinera las cámaras de seguridad grabaron a un automovil que se incendió mientras recibía el líquido. Su propietario llevaba su teléfono en la cintura, en cierto momento él baja de su auto y se ve en la imágenes como salen chispas de la antena del movil. Al analizarlas nos enteramos queno fue el teléfono de donde salieron las chispas culpables, sino del rose de su ropa con el asiento debido a la electricidad estática. De forma que el accidente podría producirse de nuevo aunque uno no lleve el teléfono. Pero eso solo sucedería bajo condiciones muy específicas difíciles de reproducir bajo cualquier circunstancia. Es decir, la leyenda urbana es falsa.