miércoles, 29 de agosto de 2007

El Diablo SuperStar: el satanismo en la música contemporánea




De forma periódica circulan rumores que dicen que el Diablo nos canta bonito al oído, a través de canciones de éxito, para raptar nuestra voluntad y nuestra alma. La mayoría de esos rumores afirma que las canciones con mensaje satánico sólo son posibles de escuchar si tocamos "al revés" los discos incriminados. Esos rumores comenzaron a ser cotidianos desde los años sesenta y setenta a medida que aumentaba el éxito del rock, que junto a la aparición de las drogas, el amor libre, las minifaldas, la liberación de la mujer, el interés por las religiones orientales, el "no" a la Guerra de Vietnam, la contracultura y el movimiento hippie caracterizaron a toda una época, digna de ser acusada del peor de todos los crímenes: la pérdida de valores.

Entre los cantantes y grupos denunciados por sus nombres, portadas de discos o letras de canciones están Black Sabbath, Led Zeppelin, los Rolling Stones, Nina Hagen, Queen, Eagles, Judas Priest, Ozzy Osbourne, Kiss, Madonna, Marylin Manson... todos en inglés. Por ejemplo, en los sesenta el fuego de la polémica se vio avivado por las incendiarias declaraciones de John Lennon, quien dijo que los Beatles llegarían a ser más famosos que Jesucristo. Los rumores se vieron acrecentados por el famoso álbum blanco, las canciones "Strawberry fields forever", "Revolution No.9" y los discos Abbey Road y Sergeant Pepper's. Se decía que en todos ellos había mensajes ocultos.


Sin embargo, gracias a las endemoniadas habilidades lingüísticas del maligno el satanismo en tu propio idioma no tardaría en aparecer. En español el rock no es el género más popular, sino otros, por lo que no debemos sorprendernos al ver la lista de candidatos al fuego purificador: Gloria Trevi, las Ketchup (con su pegajosa "Aserejé"), Mecano (con "Cruz de navajas"), Caifanes, Miguel Mateos, Alaska, la popular cantante para niños brasileña Xuxa, Alejandra Guzmán, Juan Gabriel, El General, Diego Torres, Ricky Martin, Cristian Castro, Shakira, Thalía, Chayanne y hasta la popular "Za Za Za (la mesa que más aplauda)".

Si antes era posible girar al revés un disco en el reproductor de discos de acetato para escudriñar los mensajes del averno hoy hay programas informáticos capaces de reproducir "para atrás" (y con mayor nitidez) la música que suena en los CD's. Sin embargo, la mayor de las veces se requiere mucha imaginación para escuchar los famosos versos satánicos. Por ejemplo, tomemos por caso la canción "Vuelves a mi", de Diego Torres, donde se afirma que la frase "hoy comprendí que es imposible atraparte" escuchada al revés dice lo siguiente: "él aguarda en mi sonrisa... mi demonio" (!!!!!). A Ricky Martin se le atribuye la siguiente perla demoniaca en su canción "María", la frase al derecho dice "1,2,3, un pasito pa'alante Maria, 1,2,3, un pasito pa'atrás...", mientras que esuchada al revés se escucharía "sexo con María, sexo con María". Quienes creen en estas leyendascontemporáneas afirman que los mensajes son subliminales y que se quedarán grabados en nuestro inconciente, saliendo después para transformar nuestra personalidad y provocar conductas destructivas.

Antecedentes inmediatos los encontramos al menos desde mediados del siglo XIX, cuando se ponen de moda algunos cultos esotéricos y ocultistas. En ese mismo siglo el gran violinista Niccolo Paganini fue acusado de vender no su alma sino su violín al Diablo. Ya en pleno siglo XX, en 196, se fundó la primera Iglesia Satánica en Estados Unidos con reconocimiento oficial.

Otros antecedentes más antiguos los encontramos en la layenda tradicional que mezcla, en el mismo coctél, al Diablo, la música y la desobediencia juvenil. Se trata de la conocida leyenda de la joven mujer que decide irse al baile del pueblo sin el consentimiento de sus padres. Ahí ella conoce a un apuesto hombre con el que no para de bailar. A la media noche los testigos afirman que ambos comenzaron a bailar con tal fuerza y vigor que a él se le vieron las patas de cabra y se llevaba a la chica hacia una ventana en medio de un remolino. Algunas versiones aseguran que la mujer fue raptada por el Diablo como castigo por desoir a sus padres y por entregarse a los brazos de la perdición por medio del baile, otras versiones dicen que la joven logro escapar en el último instante aunque murió poco después. Hay innumerables versiones actualizadas de esta leyenda, por ejemplo que el Diablo baila cumbia, en otras que incluso el DJ salió corriendo.


Mas antecedentes los encontramos en la leyenda que envuelve al músico Robert Leroy Johnson, considerado el inventor del blues. Se dice que se citó en un cruce de caminos con el Maligno para establecer un pacto. A cambio de tocar la guitarra como nadie el músico difundiría entre la juventud el mensaje de Lucifer: alcohol, juego y mujeres. La leyenda se refuerza porque ambos parecen haber cumplido con creces su promesa, el disblo con el éxito alcanzado por el músico y éste a su vez con su prematura muerte a los 27 años. Músicos blancos popularizarían el legado de Johnson desarrollando el rock, el "blues de los blancos". Por otra parte, aquí destaca la inconfundible referencia al mito del Dr. Fausto, quien entrega su alma a Mefistófeles a cambio de obtener todo el conocimiento del mundo.

Las leyendas contemporáneas sobre el satanismo en la música pretenden denunciar cambios "involuntarios" en las conductas juveniles, "actitudes agresivas" y la proliferación de bandas delictivas. Según esta interpretación sólo la presencia de fuerzas del averno que contaminan a los jóvenes puede explicar la pérdida de valores cristianos. En pocas palabras se estigmatizan maneras de vestir alternativas (camisetas con calaveras, vestir de negro, cabelleras rebeldes), el uso de elementos no católicos (como las cruces egipcias o svásticas), el uso de tatuajes o drogas así como los mensajes de rebeldía.


Para los grupos cristianos conservadores ha sido difícil entender que los jóvenes ya no admiten tanto como antes la autoridad paternal ni el orden puritano y se hayan dado a la tarea, desde los años sesenta, de interpretar los signos de la presencia del maligno en la cultura popular, tal como ocurría en la Edad Media: se denuncia a los emisarios de Satán y a los "falsos ídolos". Lo que es muy cierto es que estas leyendas urbanas no cantan mal las rancheras, y lo hacen endemoniadamente bien.