En la película de culto "Blade Runner" (1982), basada en la novela corta de ciencia ficción "¿Sueñan los androides con ovejas electricas?", de Philip K. Dick, el detective Deckard debe lidiar contra unos replicantes sueltos en la tierra, quienes buscan a su creador para que les prolonge la vida ante su inminente fin. Un rasgo distintivo de estos replicantes es que para semejarse a los humanos se les han implanrado recuerdos y hacerles creer que son humanos. ¿A qué viene esto?
Recientemente leí una noticia en el diario local
Público (25 de julio 2008), del Grupo Milenio, que exagera la nota al titularse "Maltrato a menores involucra ritos satánicos". ¿Por qué es exagerada? Al leerla nos enteramos que el Dr. Arturo Loredo Abdalá, director de la
Clínica de Atención Integral al Niño Maltratado, del Instituto Nacional de Pediatría, afirma que ese instituto documentó prácticas de rituales satánicos en casos de abuso infantil. Más adelante la nota, firmada por la reportera Blanca Valdéz, señala los distintos tipos de abuso a los que son sometidos los niños, correspondiendo a maltratos físicos (los mas frecuentes), maltratos psicológicos (14%), el
síndrome de Munchhausen (que consiste en hacer fingir a un niñó enfermedades, se le considera una forma de maltrato psicológico), con el 4 por cierto y, finalmente, los rituales satánicos (con el 1%).
De ahí que la noticia sea alarmista. No porque niege el maltrato a los niños, que es muy real y preocupante, sino porque encabeza la nota con un fenómeno que apenas es del uno por ciento... y cuyas conclusiones rechazo, por los siguientes motivos.
En días recientes me he abocado a investigar las leyendas urbanas que goran en torno al satanismo en la música de rock, canciones pop y muchos otros géneros, así como a otros relatos en los que aparece el tentador diablo como protagonista. Sin innumerables las veces que lo encontraremos. Entre esos materiales se encuentran las investigaciones serias que cuestionan el fenómeno del niño maltratado con fines satánicos y que nos llevan al título de esta nota: el implante de recuerdos.
El Dr. Loredo Abdalá afirma que sus conclusiones se encuentran vertidas en el libro
El maltrato al menor (ed. McGraw Hill, México, 1994). Como ejemplo del supuesto satanismo señala que los menores"cuando rompen el silencio dicen que esos actos ocurrían mientras su agresor se encontraba bajo los efectos del alcohol o alguna droga, y que tanto ellos como sus abusadores se vestían con batas o ropas poco usuales y usaban máscaras durante las sesiones... con frecuencia hay pornografía que está asociada a rituales satánicos. Las descripciones hechas por los niños incluyen torturas y sacrificios de animales y seres humanos, orina y sangre."
Los señalamientos del Dr. Loredo Abdalá, más allá de su profesionalismo y buena fe, señalan lugares comunes y prejuicios en torno al satanismo: alcohol, drogas, sexo, rituales, disfraces, torturas, sacrificios, orina y sangre. Sin duda un coctel explosivo que a cualquiera pondría los pelos de punta.
El diario francés
Le Monde (16 de julio de 2008) publicó la nota "Tous les souvenirs sont faux" (Todos los recuerdos son falsos) de donde extraigo las notas siguientes, que espero sean esclarecedoras.
Berth Rutherford, joven norteamericana de 19 años, estresada por su trabajo de enfermera en una unidad de cancerología, decide consultar a un psicoterapeuta pues cada vez duda menos de que algún obscuro secreto se esconde en los recovecos de su memoria. Al cabo de las sesiones descubre que fue violada numerosas veces por su padre mientras ella tenía entre 7 y 14 años, y que él le hizo sufrir un aborto. Acusado ante la justicia él pierde su empleo y corre el riesgo de ir a prisión.
"Recuerdo que me introdujo tijeras y un tenedor, y me hizo otras cosas horribles...", relata ella en un testimonio publicado por la
Fundación sobre el Síndrome de Falsos Recuerdos, pues de eso se trata. Nada de lo que creía haber vivido sucedio jamás. Los exámenes medicos mostraron que Beth era aún virge y que su padre se había hecho una vasectomía mucho antes de los eventos.
En los Estados Unidos, después de los años ochenta, son numerosos los procesos judiciales en los que jóvenes adultos acusan a sus padres de haberlos violado o de haberlos hechos participar en ritos satánicos. Diversos casos han terminado por acusar al psicoterapeuta por haber introducido en el paciente falsos "recuerdos" en su memoria. El propio Freud se soprendió ante los numerosos casos de violaciones sexuales cometidas por los padres de sus pacientes, y que eran en realidad producto de su tratamiento, por lo que optó en incluirlos en la categoría de fantasías.
Algunos expertos llaman a este fenómeno como "síndrome de recuperación del recuerdo erroneo". Muchos especialistas tienen pues a confundir credibilidad, sinceridad y veracidad, por lo que habríamos de interrogarnos sobre la inducción del falos recuerdo, conciente o no, por parte del terapeuta y su implicación en su revelación.
¿Hasta qué punto la memoria humana puede ser remodelada? La respuesta es que todos nuestros recuerdos son, al menos, falsificables.
Elizabeth Loftus, notable psicoanalista norteamericana, es pionera en el estudio del tema. Sus investigaciones demuestran la maleabilidad de los testimonios judiciales a través de experiencias con el lenguaje. Uno de ellos consiste en mostrar una breve película del accidente de un automóvil, para después solicitarle a los voluntarios describir la velocidad a la que iban ambos vehículos cuando "se impactaban el uno con el otro". Constató que las estimaciones eran menos elevadas si empleaba el término "alcanzar", más neutro. Pero lo más sorprendente era que en sus primeras formulaciones los "testigos" afirmaban haber visto vidrios quebrados en el piso cuando en realidad no era así.
De forma que la profesora Loftus diseño estrategias para inducir falsos recuerdos. Algunas personas son más susceptibles que otras a esta remodelación de la memoria, sobre todos aquellos que creen haber vivido experiencias de vidas anteriores. Existen numerosas técnicas para la trsformación de los recuerdos: incertar personajes en un album fotográfico, introducir una historia familiar ficticia en medio de testimonios verídicos... Recursos sencillos para una buena película de espías desmemoriados en busca de su pasado.
Una cuarta parte de los voluntarios en dichos experimentos estuvieron persuadidos que, siendo niños, se habían perdido en algún centro comercial, otros afirmaron haber visto a Bugs Bunny, el popular conejo de los dibujos animados, en el parque de diversiones de Disney, siendo que el conejo pertenece a una compañía ribal, la Warner bros. Otros creían haber estado intoxicados por alimentos y rechazaban comerlos en los menús.
"Cuando usted cambia un recuerdo, el recuerdo lo cambia a usted...", dice la doctora Elizabeth Loftus, cuyos treinta y cinco años de experiencia en el campo de la investigación de las distorciones de la memoria la han convencido de que "los recuerdos no son la suma de lo que una persona ha hecho, sino la suma de lo que ha pensado, de lo que le han dicho y de lo que cree". Por lo que nos recomienda "evitar toda técnica de reactivación de los recuerdos basada en la hipótesis de viejas violencias sexuales de las que el paciente ha perdido la memoria".
Lorraine Hpe, de la Universidad de Portsmouth, autora del artículo "'With a little help from my friends…': The role of co-witness relationship in susceptibility to misinformation", ha propuesto "fijar" los detalles de una escena del crimen en la memoria de los testigos mediante un cuestioanrio "autoadministrado", a fin de evitar la sugestión. Quienes lo han llenado dan indicaciones más precisas que aquellos a quienes se les ha pedido que recuerden el "máximo de detalles".
Para
Erik Kandel, premio nobel de medicina 2000, médico, psiquiatra y neurofisiólogo, la memoria es algo parecido a una obra de ficción: "Cuando yo lo miro mi cerebro no lo fotografía, pero construye una imagen de usted a partir de los contornos de su rostro, que será diferente del construido por otra persona". Cuando esa persona recuerde alguna discusión sobre usted el proceso mental se repetirá, "la memoria es una construcción de una construcción, que cambia en permanencia. Para cada recuerdo siempre hay una oportunidad de distorcionarlo".
Después de todo esto hay que cuestionarnos la veracidad de los testimonios sobre niños que afirman haber padecido rituales satánicos por parte de sus padres u otros adultos. En mis búsquedas me he topado con legiones de gente que denuncia el satanismo, pero ningún satánico. El problema de este tipo de discursos es que, por una parte contribuyen a alimentar los "pánicos morales", por la otra tal vez, solo tal vez, los números y estadísticas sobre violencia contra los niños, que en los medios de comunicación mexicanos se denuncian con obsesión, sean más ajustados a la realidad... y menos dados al sensasionalismo.
Finalmente, dos sencillas citas: "Los recuerdos son creación" (Francis Eustache) "Para evocar el pasado hay que saber soñar" (Bergson).